Hace bastante que acabé de leerme este libro, pero entre unas cosas y otras no lo he comentado as usual... Pero allá voy

Como siempre, lo primero, la información de la contraportada...
Por una vez en la vida, a Becky Bloomwood las cosas le van bien. Famosa por su afición a comprar sin límites, por fin ha conseguido el trabajo de sus sueños como asesora de compras en una tienda neoyorquina. Además, vive en un fabuloso apartamento en Manhattan con su novio Luke e incluso ha abierto una cuenta conjunta con él.

Pero, de repente, todo se acelera. Luke le pide que se case con él, y acto seguido, como movidas por un automatismo ancestral, entran en acción las... suegras. La madre de Becky quiere que la boda se celebre en el jardín de su casa de Surrey y que su hija lleve el mismo vestido de volantes que vistió ella. Por su parte, la de Luke está empeñada en organizar una fastuosa ceremonia en el Hotel Plaza de Nueva York.

Becky es consciente de que tiene que elegir entre una de las dos, pero ¿cómo tomar semejante decisión? Las semanas pasan hasta que, un buen día, se percata de que ha organizado dos bodas, una a cada lado del Atlántico.
La tercera entrega de las aventuras de Becky no defrauda. Se la ve venir. Con el "problemilla" que tiene con las compras, lo que le faltaba era organizar una boda, y sobre todo, la suya. Elegir un traje de novia, un sitio para la celebración, los regalos, las invitaciones... Y todo esto estando en Nueva York, donde las posibilidades son infinitas y su capacidad de decisión, escasa.

Además, las cosas se complican si se añade una madre emocionada porque se casa su única hija y una suegra que quiere la boda del siglo, ambas separadas por un gran oceano y no sólo físico...

Como es de esperar, la situación se complica porque Becky se deja embrujar por toda la parafernalia que rodea una boda y no es capaz de renunciar a nada ni de parar el cataclismo que se le viene encima. Vuelve a las andadas con su técnica: si no se ve, no existe. Como un avestruz. Esta chica no aprende.

La verdad es que no sé cómo me enfrentaría yo a la organización de una boda. Tampoco creo que fuera capaz de decidir qué quiero, porque seguro que cada opción me parecería atractiva a su manera. Supongo que también sería un peligro...

La historia vuelve a enganchar, como en las anteriores entregas. Te ríes mucho con las peripecias de Becky y su manera de esquivar los problemas, sólo que sus problemas son un boomerang y siempre vuelven. Al final, la chica tiene suerte y un novio/marido paciente que le sigue la corriente y menos mal... También lo recomiendo. Esta saga me tiene fascinada, y no deja de hacerme reir.