El primer libro que he leído este año es LO QUE ALICE OLVIDÓ, de Liane Moriarty. Me encantó su portada cuando lo ví en la estantería de la librería, y la contraportada también despertó mi interés, así que me lo traje a casa con el firme propósito de inaugurar las lecturas del 2011 con él.
Al despertar tras un leve accidente, los primeros pensamientos de Alice son para el hijo que espera y para su marido Nick, que se habrá preocupado. Pero ni ella está embarazada ni Nick está en absoluto preocupado; es más, se están divorciando.

Pronto Alice descubrirá que ha olvidado diez años enteros de su vida y nada de su entorno le resulta reconocible. ¿Por qué se ha vuelto su hermana tan distante? ¿Quién diablos es Gina?

Lentamente, pequeños trazos del pasado se asomarán a la memoria de Alice y la obligarán a enfrentarse a la realidad.
Este libro, sencillamente, me ha encantado. Por eso, no voy a desvelar nada de la trama aparte de lo que se dice en la contraportada, porque lo recomiendo.

De hecho, es uno de los mejores libros que he leído últimamente.

Como dice la contraportada, Alice se da un golpe en la cabeza y pierde la memoria. Cree despertarse en 1998, cuando ella estaba recién casada con Nick, embarazada y reformando su casa. Sin embargo, la realidad es otra: en 2008, se está separando de su marido, y tiene tres hijos a los que no recuerda.

Poco a poco Alice va reencontrándose con su madre, su hermana, su abuela... A las que cuesta reconocer porque han pasado 10 años desde la última vez que ella recuerda haberlas visto. También ella ha cambiado físicamente, claro. Pero lo que más le inquieta es que no sabe cómo es su vida, puesto que es radicalmente diferente a la que ella es consciente de tener.

Los lectores vamos descubriendo el mundo de Alice a la vez que ella, lo cual es estimulante. Nos hacemos una idea, junto a ella, de por qué las cosas han llegado a ser así, tan diferentes, tan raras... Y no sólo la vida de Alice, sino Alice misma.

Es un poco difícil no revelar nada de la historia... Así que lo dejo aquí, reiterando una vez más que ha sido una historia bonita, emotiva, bien escrita y sobre todo interesante.
Rápidamente me leí este delgadito libro, ACEPTAMOS MARIDO COMO ANIMAL DE COMPAÑÍA, de Miriam Lavilla. Escogí ese y no otro porque cuando lo cogí estaba de acá para allá y no quería concentrarme en algo que me llevara mucho tiempo, y este ejemplar era ideal para eso.

Y esto es lo que me esperaba durante 158 páginas...
La divertida y desenfadada Serena de Brie nos cuenta, a través de los artículos que publica mensualmente en una revista femenina, la vida amorosa de Natalia, una joven treintañera que desea encontrar por fin un marido.

Con grandes dosis de humor e ironía, Serena nos hace partícipes del desastroso pasado y del supuestamente prometedor futuro sentimental de Natalia: desde los fracasos que cosechó en Primaria hasta su loco verano en Marbella, pasando por una relación con el típico pesado que no hay forma de quitarse de encima.

Natalia y su grupo de amigas son mujeres inteligentes y divertidas que no se avergüenzan de desear encontrar al hombre ideal, casarse y tener hijos. Después de todo, aceptar marido como animal de compañía quizá no sea tan mala idea.
Como ya he dicho, este libro es muy, muy cortito y se lee en un plis. Vamos, que casi ni te enteras.

Estructurado en pequeños capítulos (que son independientes pero están entrelazados), se narran todos los tópicos en cuanto a hombres se refiere. Natalia y sus amigas se topan con todos los tipos de hombres que se conocen y se narran patrones y reacciones habituales en esas situaciones.

Es como si tu mejor amiga te contara que ha conocido a un chico, le está pasando esto o aquello, y tú le dices qué debería hacer. Esa dinámica, hecha libro. Sin más.

Aunque suene MUY machista, la verdad es que no creo que sea para tanto. No es un libro para tomárselo en serio, en absoluto (y ni mucho menos para ofenderse). Sirve para pasar un buen rato y reírte de ti misma cuando descubras que conoces algunos de los tipos de hombres que se describen a lo largo del libro -y ya he dicho que no es muy largo-.

Tan breve es el libro como esta reseña: es bueno para llenar momentos cortos de un contenido ligero y en clave de humor. Tampoco para partirse, pero al menos te arranca alguna sonrisa, y eso, siempre es de agradecer.