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Lo que chivaba la contraportada era lo siguiente:
Minerva Dobbs es una treintañera con algunos kilos de más que piensa que la felicidad es un cuento de hadas. Cal Morrisey, por su parte, es un donjuán que detesta el compromiso y que la invita a cenar para ganar una apuesta. Cuando la cena termina, cada uno de ellos piensa que nunca volverá a ver al otro. Pero el destino tiene otros planes para ellos, y Minerva y Cal inician una relación casi involuntaria en la que median un ex novio celoso, unos padres impresentables, un gato demasiado inteligente y muchos donuts, y que concluye con la mayor de las apuestas: el amor verdadero.Creo que no debí leer la contraportada demasiado bien cuando lo compré, porque leída una segunda vez, es el tipo de resumen que me tira para atrás.
Y hubiera tenido razón. Me costó bastante leerlo porque no me enganchó en absoluto. No sabría decir qué tiene la narración (o quizá la traducción), pero el caso es que me costaba seguir el ritmo, no notaba fluidez en las palabras -no sé explicarlo mejor-. En definitiva, la forma de escribir la historia ya de por sí me aburrió bastante.
La historia también. Demasiado típica: chica que se aparta del estereotipo de bombonazo se convierte de forma casual en el punto de mira del perfecto donjuán. En la página tres ya sabes que van a acabar juntos (vale: en todas las novelas chick-lit la parejita acaba junta, pero al menos no es taaaaaan obvio como esta vez, ni te presentan a los tortolitos en los tres primeros párrafos). A pesar de que ya sabes lo que te espera, lo demás son hojas y hojas de historietas varias donde la chica muestra que está segura de sí misma a pesar de sus kilos de más y lo demuestra con un mordaz sentido del humor, que utiliza como arma arrojadiza para placar los encantos del chico que, por supuesto, pasa del pivonazo que le va detrás porque se ha enamorado de la protagonista con todas sus imperfecciones.
Lo que más me gustó es el chico: su carácter me cautivó. Cada vez me caía mejor el chaval, creo que es de los personajes masculinos que más me ha gustado de todos los libros que he leído, y creo que el motivo ha sido porque se han presentado él y sus circunstancias, no solo "he aquí el chico guapo y encantador que sólo vale de trofeo al final del libro". No sé, definitivamente este chico ha salvado la historia.
Lo que menos me gustó fue cuando las amigas de la protagonista, sobre todo una de ellas, se puso a hablar con su amiga en plan serio y soltó una serie de chorradas sobre los cuentos de hadas. ¡Por favor! ¿Quién en su sano juicio pensó que una conversación así es creíble? Y la escena final es lo más absurdo del mundo, como si la escritora hubiera tirado la toalla y ni se molestara en que todo acabara de una forma más o menos realista...
Así que con este van tres libros seguidos que no me han gustado... Por eso voy ha hacer una pausa de chick-lit, a ver si cuando "vuelva" me sientan mejor.