Hace poco acabé HABLEMOS CLARO, de Jane Green. Me parece que éste es el quinto libro que leo de esta autora, y no me acaba de convencer. Algunos de sus libros me han gustado -sin más-, y otros no. Creo que tiene potencial, tengo fe en que alguna de sus historias va a encantarme de verdad... Por eso cuando veo uno de ella en la librería, pienso: ¿y si va a ser éste?

Desde luego, la contraportada no me daba muchas pistas...
¿Eres como Tash, soltera, a la búsqueda de... y encima productora del programa de televisión más popular de Reino Unido, con un jefe de pesadilla? Tash tiene bastante experiencia en las tribulaciones de una chica de hoy para tener citas con hombres: ni ella ni sus tres amigas íntimas han conseguido vivir el cuento de hadas con el que crecieron: Andy, siempre está enganchada a la pasión; Mel, a su relación con un indeseable, y Emma, a esperar con impaciencia a su media naranja. Y los hombres que las rodean no es que las ayuden demasiado: Andrew, atractivo, amable y narcisista hasta la médula; Simon, alérgico al compromiso y peligrosamente traicionero, o Adam, guapo, bondadoso, con sentido del humor pero demasiado blando para resultar sexy...

Sigue a todos ellos en su búsqueda de la satisfacción y del derecho a amar y ser amados en esta divertida novela, dolorosamente honesta, a veces triste, pero siempre deslumbrante y tierna.
Bueno, vamos a veeeeeeeeeer... Le doy un ni fú ni fá.

Estoy un poco cansada de los grupos compuestos por cuatro mujeres (por lo visto no existen grupos de tres, cinco o seis amigas: tienen que ser cuatro), en las cuales hay una guay confusa en cuanto a hombres se refiere, otra devoramachos, otra un poco pava o cándida y la otra... Bueno, la cuarta en discordia apenas aparece en esta historia, por lo que no puedo ponerle un adjetivo correcto.

Procedo a destripar la historia: este libro trata sobre Anastasia, o Tasha, una realizadora de televisión que resulta que está traumatizada porque una vez se enamoró, y el hombre en cuestión la dejó por otra cuando ella empezó a caminar más rápido que él (el tema de dejar el cepillo de dientes en casa de él, asunto que se ve abordado una y otra vez en la Cosmopolitan: una revista a tiempo igual le hubiera enseñado cómo actuar). Desde entonces ha ido saltando de flor en flor, acostándose con cualquiera que le resultara mínimamente atractivo, mientras va a una terapeuta a hablar de sus problemas con los hombres. Ah, por cierto: ni rastro de ese supuesto jefe de pesadilla.

Tasha tiene un abnegado amigo, Adam, que ve todos sus escarceos amorosos pero aún así sigue a su lado, porque es su mejor amigo. Prácticamente desde el principio está claro que Adam está enamorado de Tasha (cómo no), y resulta que el chico es una joya: es atractivo, le gusta ella tal y como es, y encima la trata como una reina. ¿Qué más se puede pedir?

Pues como es lógico y estaba cantado, Adam decide confesarle a Tasha lo que siente por ella de una vez por todas, y aunque ella no está convencida del todo -porque es su amigo-, decide darle una oportunidad. Todo va de maravilla, pero ella no para de pensar que en su perfecta relación falla algo... y se obsesiona cada vez más hasta que lo estropea todo.

A partir de ahí, se puede decir que todo gira sobre que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

La protagonista me cae mal de verdad, porque es la típica persona que siempre quiere más, más y más y nunca está contenta con sus elecciones. Su egoísmo y esa forma de ver las cosas hace que muchas veces esté jugando con las personas de su alrededor. Por eso me parece muy injusto que nadie le ponga los puntos sobre las íes, que su amiga (la única medianamente lista en toda la historia) le perdone cuando no debería volver a hablarle nunca, y que encima todo acabe bien. No, no, no y no. De vez en cuando, la cosa debería acabar como debería. Porque en realidad, las cosas no siempre acaban bien. Y en este caso, ella ni siquiera se merecía un happy ending.

Aparte de juzgar a la protagonista, y decidir que debería haber salido peor parada, el libro no me ha aportado nada: me ha parecido simplemente pasable. No ha despertado en mí más que el deseo de que se hiciera justicia y la chica tuviera su merecido, sólo eso. Una narración correcta, un poco aburrida a veces. Una historia común y previsible. Un final inmerecido (vuelvo a repetir). En resumen: no merece la pena.