Con un poco de retraso, como parece ser que es mi costumbre últimamente (nota mental: sería buena promesa de año nuevo esto de no retrasarme con las críticas), procedo a contar qué me ha parecido ROMPER CON LA RUTINA, de Adele Parks.

Últimamente me ha dado por leer libros de infidelidades, y creo que ya vale por una temporada...
Connie Green lleva un año felizmente casada con Luke. Es el hombre perfecto y a su lado ha conseguido olvidar su adicción a los flirteos y al juego de la seducción... o eso creía ella. Pero cuando Connie conoce a John Harding, la adrenalina que siempre la había hecho sentirse viva pone en peligro su estabilidad conyugal.

John es un juerguista empedernido, divertido, irrespetuoso y, sobre todo, muy sexy. Connie no puede resistirse a tanta tentación, y durante un congreso en París tiene una aventura con él. A lo largo de las siguientes semanas pierde totalmente el control de su vida. ¿Qué ocurriría si Luke se enterara? ¿Y si su verdadero destino fuera estar con John y no con Luke?

Cuando Luke descubre la infidelidad abandona a Connie, quien tendrá que luchar por encontrarse aa sí misma, recuperar a su marido y recomponer la vida que ella misma ha destrozado.
Pues el libro es simple a más no poder. Aburrido.

Y pienso destrozarlo y contar cosas de la trama a continuación (el que avisa no es traidor).

Connie es una de esas criaturas que lo tiene todo, aunque a todas luces no se lo merece, y que se jacta de ello. Tiene un marido perfecto, y unos amigos atractivos y perfectos, y da unas fiestas perfectas en su casa perfecta a sus amigas perfectas. Así que como todo es tan ideal de la muerte, pues decide poner un poco de imperfección en su vida, también conocido como CUERNOS, con un compañero de trabajo que sólo puede calificarse de cerdo en grado máximo (aunque eso sólo se descubre mediado el libro).

Obviamente, te apetece escupirle a Connie en un ojo en primer lugar por dejarse embaucar tan fácilmente por un cretino integral y echar a perder la relación que tiene con su marido, esa relación con la que soñamos todo el mundo. Página tras página deseas que la pillen, que se hunda, que se fastidie todo lo que pueda y más... No te vale con verla sufrir por no ver a su amante, eso te parece poco. Te da rabia que sus amigas sean tan jorobadamente comprensivas y que le bailen el agua, cuando lo que ella se merece que le tiren de los pelos hasta que deje de hacer el imbécil.

Y sí, ese coraje que da la protagonista es el que te hace pasar página tras página para ver si hay justicia en este mundo y por fin la pescan -como te ha prometido la contraportada-, porque lo que es la historia en sí no te invita a seguir leyendo.

Al final, menos mal, cuando estás a punto de perder la esperanza, el marido la descubre de la manera más tonta posible (aunque, la verdad, es un modo tan inesperado que se merece un punto positivo por original) y la deja. Tú solo puedes gritar: ¡¡BIEEEEEEEEEEEEEEN!!

Pero la alegría dura poco, porque Connie resulta que aprovecha la coyuntura para encontrarse a sí misma, dedicarse a su vocación, etcétera, etcétera, etcétera, hasta que al final consigue engatusar a su marido de nuevo, que la perdona y todos felices y contentos.

Un asco.

De verdad, que dejen de escribir historias así, que parece que está hasta bien serle infiel a la pareja...

Así que sí, enfadada me ha dejado porque si ya de por sí el libro es bastante flojo, ese final tan sumamente injusto ha puesto la puntilla. Supongo que no hace falta decir que no lo recomiendo...
Este libro, EL CLUB DEL ADULTERIO, de Tess Stimson, fue el que me llevé de viaje para ayudarme a pasar los tiempos muertos en los aeropuertos y vuelos (o sea que sí, lo terminé hace ya un montón de tiempo, lo sé, soy un poco vaga).

Ha sido una grata sorpresa, aunque de entrada no me llamaba nada...
Nicholas Lyon cree que está inmunizado contra la plaga de mujeres dispuestas a desplumar a sus maridos por sus infidelidades que llena su oficina. Él está felizmente casado y sabe que las aventuras nunca acaban bien.

Sara Kaplan tiene veintiséis años, es abogada y la acaban de contratar en el prestigioso bufete de abogados especializados en divorcios en el que trabaja Nicholas. No tiene pareja, pues prefiere estar sola a ser la eterna amante, pero parece que ha llegado el momento de hacer una excepción.

Cuando Nicholas conoce a Sara todas sus convicciones se vienen abajo. Por más que él intenta evitarla, no logra aplacar el continuo deseo que siente por ella, hasta que acaba rindiéndose a sus encantos. Sin embargo, los remordimientos lo acosan... ¿Cambiará esta infidelidad la vida de todos para siempre?
El libro cuenta, como ya está claro, la infidelidad de Nicholas Lyon, quien, a pesar de que sabe muy bien lo mal que acaban esas cosas, cae en las redes de Sara y deja que sean sus pantalones (por decirlo de una manera fina) y no su cabeza quien decida sobre el asunto.

Contada desde tres puntos de vista distintos (el adúltero, la amante y la mujer), este libro profundiza en el affaire de Nicholas, haciendo ver que una infidelidad no es algo tan sencillo, que tiene muchos puntos de vista, que a veces las cosas no son como parecen, que jamás se puede salir indemne de una situación así... Y que lamentablemente, aunque todos sabemos que es una muy mala idea, seguiremos cayendo en ello una y otra vez hasta el final de los tiempos...

Francamente, poca cosa más puedo decir del libro sin destriparlo o decir obviedades. Esta historia no revela nada nuevo, ni endulza la situación, ni disculpa a los personajes. Lo cuenta, tan sencillo como eso. Lo que está bien y lo que está mal.

Merece la pena leerlo.