Me acabé esta segunda entrega de la saga LOCA POR LAS COMPRAS en menos de una semana (aunque no haya actualizado al respecto), así que creo que oficialmente puedo decir que estoy ligeramente enganchada a las aventuras de mi alma gemela Becky Bloomwood.

La sinopsis de esta segunda aventura es la siguiente:
Las tiendas de tu ciudad se te han quedado pequeñas, y tu tarjeta de crédito se muere de aburrimiento... Ha llegado la hora de ampliar horizontes: Nueva York te espera con los brazos abiertos.

Si en LOCA POR LAS COMPRAS dejábamos a Becky más o menos recuperada de un importante bache económico, ahora, con la lección bien aprendida, se ha propuesto comprar únicamente lo necesario para vivir, y parece que poco a poco lo va consiguiendo. Sin embargo, de repente, un inesperado viaje a Nueva York hace tambalear sus buenos propósitos.

Becky aterriza en Manhattan junto a su novio y descubre un mundo lleno de tiendas maravillosas, grandes almacenes de superlujo y ventas de muestrario, esos fantásticos lugares en los que ofrecen ropa de diseño a mitad de precio. ¿Cómo resistir a semejante tentación? Desde luego, una opción sería recordar al temible señor Gavin, el nuevo director de su banco, que carece de la sensibilidad necesaria para comprender las necesidades de Becky; y la otra, pensar en las maliciosas portadas de los periódicos ingleses, que aparentemente se han confabulado para exponer al mundo el eterno problema de liquidez de una inocente chica londinense.
Este resumen enseña más de lo que me gustaría, porque te descubre algo importante sobre la trama que hace que detalles que en teoría deben parecerte nimios ya le des importancia, y el factor sorpresa desaparece un tanto, lo cual, evidentemente, no me gusta.

Sí, debería dejar de leer las sinopsis, pero es que no puedo evitarlo...

A pesar de ese detalle que pasaré por alto, esta segunda entrega de la saga me ha gustado tanto como la anterior y pienso completarla aunque no me pille precisamente cerca ese antro de perversión que es la FNAC (porque en los antros sustitutivos sitios donde voy a comprar libros no he visto la colección que he empezado y quiero tenerla igual; soy así de maniática, qué le vamos a hacer). El estilo me sigue gustando: me parece ameno, inocentemente divertido y cercano, y no se me hace para nada pesada su lectura.

Por eso, recomiendo también esta segunda parte... ¡A ver cuándo me puedo agenciar la tercera!
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