Sé que no anuncié que me estaba leyendo este libro en la barra lateral, pero es que me daba pereza subir la portada... Y cuando se me pasó la pereza ya estaba con otro libro, pero no dejaré de hacer la reseña.

Recuerdo que Y TÚ, ¿LO HAS ENCONTRADO?, de Lisa Jewell, lo compré de rebote para completar un pedido y que el envío me saliera gratis. Es un libro del montón que cuando llegó pasó a mi estantería sin más, y hasta hace unas semanas no reparé en él. No me llamaba ni el título, ni la portada, ni la contraportada...
Los hermanos London se criaron rodeados de cariño. Pero eso que llamamos «vida real» empieza a hacer mella en sus vidas perfectamente calculadas: Tony, el mayor, empresario de éxito, está en proceso de divorcio y obsesionado por su gordura; Sean, el mediano, novelista de éxito, está bloqueado y su novia, Milly, guarda una noticia que no le va a ayudar, precisamente, a desbloquearse; y Ned, el más joven, acaba de regresar repentinamente de un viaje por Australia que emprendió acompañado de una muchacha un poco loca... Ninguno de ellos sabe realmente qué busca en la vida. Tal vez el huésped que se aloja en casa de sus padres, un tal Gervase que habla y viste como un rockero de los años cincuenta y lleva un rollo místico un tanto extraño, pueda orientarles....

Efervescente como el champán, adictiva como el chocolate, es una divertida y tierna novela sobre el amor, la familia y lo difícil que es a veces saber lo que quieres.
Que me la compraren con el chocolate ya me parece mal...

En fin. Esta novela, sin ser ambiciosa en absoluto, podría haber sido mejor de lo que es. Resulta entretenida, pero hay algo que no acaba de encajar...

Poco más que decir de la trama por mi parte que no se haya dicho ya en este breve resumen... Cualquier incursión mía en contar qué pasa desvelaría más de lo aconsejable.

Se aleja un poco de las historias con protagonista femenina y ahora son tres los chicos protagonistas: tres hermanos distintos entre sí que se encuentran en diferentes etapas de la vida, y en situaciones personales dispares. Los tres se encuentran incómodos con el momento que están viviendo, y está claro que necesitan un revulsivo para avanzar puesto que llevan tiempo estancados y sin saber muy bien por dónde ir. Dicho revulsivo son las revelaciones de un viejo rockero, un elemento a mi juicio bastante discordante y poco creíble, que con sólo ponerles la manos encima ya está todo hecho. Como si fuera un santón.

Es una pena que dicho personaje sea la palanca que impulsa a los personajes a continuar, porque le quita a la historia todo el realismo conseguido con unos personajes corrientes y accesibles, con los que es fácil identificarse. Me pasé todo el libro esperando que no apareciera más, pero mi gozo en un pozo una y otra vez. Creo que ese recurso ha estropeado una historia que tenía buena base.

Al menos, me ha consolado el hecho de que aunque tú crees que va a pasar algo porque estaba cantado, al final resulta que no, que no pasa. Y eso me compensaba un poco el berrinche de ver inmiscuido un personaje absurdo y socorrido que sólo ayuda a que la autora tenga una excusa para avanzar un poco.

Por tanto, sólo la recomendaría para aquellos momentos en los que te tragas cualquier cosa.
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