Se puede decir que prácticamente he devorado este libro. En tres días ha caído. Además, llevaba detrás de UNA CHICA AÑOS VEINTE, de Sophie Kinsella bastante tiempo: le sigo la pista a la autora, que publicó este libro en Reino Unido hace casi un año, y he tenido que esperar meses a que se tradujera y publicara aquí en España.

Por eso, cuando lo ví en una mesa de novedades en El Corte Inglés, un día que churreteaba si más intención que hacer tiempo, me lancé sobre él y lo compré sin leer siquiera lo que ponía la contraportada porque me daba igual...
No hace falta ser un lince para darse cuenta de que Lara Lington no atraviesa un buen momento: su novio le ha dado esquinazo, su mejor amiga se ha largado a Goa y la empresa de cazatalentos que ha montado con ella se va al garete. Ya es hora de que algo le salga bien. Pues no. En plena tormenta existencial, aparece nada menos que el fantasma de su tía abuela Sadie, recientemente fallecida a la edad de 105 años. Con el aspecto y la marcha de una joven de los años veinte, Sadie la apremia para que recupere un misterioso collar desaparecido en extrañas circunstancias, sin el cual nunca podrá disfrutar en paz de su eterno descanso. Y aunque Lara intenta tomárselo con calma, la impulsiva Sadie la empujará a través de un alucinante y laberíntico enredo en el que se verán envueltos personajes como su repelente prima Diamanté, un estirado ejecutivo norteamericano y hasta la misma policía, que se pondrá a husmear ante la sospecha de un improbable asesinato. Así, a lo largo de este hilarante laberinto, Lara acabará convencida de que, si cuentas con la ayuda de un fantasma, al final las cosas siempre se arreglan.
Pues sí, es verdad: es una chick-lit con fantasma incluido. Como suena. No se puede decir que no sea original.

Como casi todos los libros de Sophie Kinsella (pero NO los de Madeleine Wickham, ojo, conviene aclararlo porque aunque son la misma persona, en sus libros no lo parece), ME HA ENCANTADO. Independientemente de la historia, la forma de narrar que tiene Sophie Kinsella me gusta muchísimo. Siempre en primera persona, conocemos a la protagonista desde su interior de una forma divertida, y para mí ésa es la clave de su éxito. No ya si lo que cuenta es creíble, real o mundano -porque evidentemente, una historia de fantasma no lo es en absoluto-, sino que somos capaces de ponernos en la piel de la protagonista, sea lo que sea que le pase (se le aparezca un antepasado o le toque la lotería), porque al final Lara -o Becky, o Sam, o Emma- es como yo, como cualquiera. Y ahí está el encanto.

Sobre la historia, tengo que decir que me ha sorprendido gratamente, porque aunque en los primeros episodios no parece que se pueda sacar gran cosa, lo cierto es que finalmente la trama está hilada y bien atada, y tiene un emocionante final, perfecto para esta novela tierna y divertida a partes iguales. No voy a decir nada más de lo que se ha dicho en la contraportada porque quiero que quien lea el libro lo vaya descubriendo poco a poco, como hice yo, y que lo disfrute.

De nuevo recomiendo una novela de Sophie Kinsella para quien quiera pasar un buen rato con un libro entre las manos. Y ahora, a esperar a su nuevo libro, que a saber cuándo llega a España...
Anoche, inexplicablemente, el sueño que me cerraba los ojos quedó apartado y no paré hasta que acabé de leer NUNCA LE PREGUNTES A QUÉ HORA LLEGARÁ A CASA, de Julia Llewellyn, un libro de portada llamativa que me compré el alguno de mis últimos pasos por las estaciones de tren.

Un poco al hilo del título (es español, el original es The Model Wife) y la ilustración de la portada, la contraportada afirma lo que se puede intuir a simple vista:
Cómo ser la esposa modélica:
- La felicidad de tu marido es tu felicidad.
- Si eres su segunda esposa, hazte amiga de la primera.
- Nunca le preguntes a qué hora llegará a casa.
- Nunca le preguntes dónde ha estado.
¡Bah!

La vida de Poppy, una prometedora modelo veinteañera, de repente cambia de rumbo al verse casada con un hombre de cuarenta y nueve años gracias a un embarazo accidental. Y su marido no es un madurito cualquiera: es nada menos que el presentador estrella del telediario, adorado por todas las mujeres del país, incluidas la víbora de su ex-esposa y una amenazadora cohorte de antiguas amantes.

Con un bebé en brazos y su brillante carrera arruinada, es hora de que Poppy se plante y demuestre al mundo que no está dispuesta a dejarse pisar por nada ni por nadie.
Pues a pesar de que no me esperaba mucho de esta historia, me ha sorprendido positivamente (que no gratamente, eso ya sería decir demasiado).

Poppy es una joven modelo, rubia y tonta, que trabaja en una cafetería mientras le van saliendo posados como modelo. Allí conoce de casualidad a Luke, el presentador de uno de los informativos más vistos, un atractivo maduro con el que comienza una aventura. Y como es rubia y tonta, se queda embarazada del presentador, quien contra todo pronóstico acaba casándose con ella, dejando a Hannah (su mujer) y sus hijos para irse con Poppy y su nueva hija Clara.

Dos años más tarde, la vida de Poppy no es tan idílica como pensaba: el embarazo la ha apartado de su trabajo de modelo, y se dedica a ser madre a tiempo completo, mientras su marido trabaja sin parar para mantenerlas a ellas y a su otra familia. Hannah ha relanzado su carrera profesional escribiendo una columna en un periódico poniendo verde a su ex-marido y a Poppy ya de paso, quien ha dejado de ser Poppy para ser conocida como la zorra. ¿Y cómo lleva Luke todo eso? Pues como puede, y le dejan, sus demás amantes...

Para no destripar mucho más la trama, lo dejo ahí.

A mí me ha resultado bastante entretenido porque pasan muchas cosas (algunas te las esperas, otras no): Poppy no te defrauda porque es tan tonta como cabe esperar, Luke es el típico mujeriego creído... En definitiva no es una obra maestra de la literatura, pero consigue no aburrite en cuando a la acción, no se solaza en análisis eternos de por qué se siente aquello o por qué se piensa lo otro. No. Sólo narra lo que tiene que narrar, explica lo que tiene que explicar, y lo demás lo deja a criterio del lector (si ya quieres tú comerte la cabeza, es cosa tuya).

Por tanto, quien busque una historia que no sea estática y que resulte real, este libro puede cumplir esas espectativas. Sin ser brillante, destaca al menos (entre lo que he leído últimamente) por no ser soso. Y eso ya es algo.
Este fin de semana pasado me terminé de leer UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD, de Jane Green, un libro que me compré un día sin pensar y sin echarle un vistazo previo. Sólo vi la portada y automáticamente lo cogí.

Seguramente, si me hubiera parado a leer el resumen en la parte trasera del libro, lo habría dejado en la estantería y habría buscado otro (salir de la FNAC con las manos vacías es impensable, claro). Porque el resumen de la contraportada es de lo más insulso que me he encontrado en bastante tiempo...
Un grupo de amigos sentados alrededor de los restos de una cena. Botellas vacías se apilan junto a los recuerdos y las noticias. Tienen treinta y tantos años, no se han visto desde hace mucho y les gustaría haberse reencontrado por un motivo más feliz que el que los reúne: su amigo Tom ha fallecido y ellos están en torno a él para recordarlo y rendirle así homenaje.

Sus vidas han cambiado desde que se encontraron por última vez. Paul está felizmente casado con Anna, pero no han podido realizar su deseo de tener niños. Saffron ha alcanzado su sueño de ser actriz y mantiene en secreto su relación amorosa con un conocidísimo actor. Por su parte, Olivia, la más tímida de la pandilla, se ha volcado en los animales del refugio que dirige, después de que su novio de toda la vida la abandonara. Por último, Holly está casada con el hombre perfecto, tiene dos hijos perfectos, vive en la casa perfecta... ¿o acaso no es así?
Esa última pregunta no puede ser más retórica. Si así fuera, no tendría un libro entre las manos...

En fin, al lío. Este grupo de personas (Paul, Tom, Holly, Saffron y Olivia) son amigos desde el instituto. Desde entonces, cada uno ha ido por un camino distinto; el único que ha mantenido el contacto con los demás es Tom. En un atentado en Estados Unidos, Tom muere, y se lo traen a Inglaterra para enterrarlo. Ése es el motivo de que los otros cuatro se reencuentren.

Y de repente, ¡voilà! Resulta que cuatro personas que no se ven desde hace casi 20 años, vuelven a ser amiguísimos sólo porque tienen un amigo en común que han fallecido. Cosa que me rechina un poco porque a mí, que también soy tengo treinta y tantos (el tantos es sólo UNO, que conste) como ellos, me cuesta acordarme del nombre de más de tres de mis amigas del instituto... Pero bueno, será que en el libro me describen la amistad verdadera.

En realidad, no sé si describen la amistad verdadera, pero sí me describen cientos y miles de los sentimientos de Holly, Olivia, Saffron y Paul. Ya he dicho alguna vez que las descripiciones de sentimientos unidos a poca acción me aburren soberanamente: pues éste ha sido el caso. La historia apenas ha tenido acción, pero sí una amplia incursión en los sentimientos sobre todo de Holly, quien, como es fácil adivinar a estas alturas, NO tiene una vida perfecta (hablando de la pregunta retórica) y se pregunta si realmente debería seguir con su marido Marcus, que es un pedante por no decir gilipollas, mientras tontea con el hermano de su amigo fallecido.

En fin, entre las soporíferas páginas sobre sentimientos y más sentimientos (¿cómo se pueden tener TANTOS sentimientos?), la poca acción, los diálogos místicos y profundos que no hay quien se los crea, y el escaso interés que me ha producido esta historia en general hace que no recomiende este libro por las razones antes descritas. Vamos, no se lo recomiendo a los que tengan gustos literarios parecidos a los míos, pero habrá quien encuentre interesante tanta inmersión en los sentimientos humanos...

Resumiendo: la trama -o sea: la acción- es escasa, y la que hay es muy previsible, apenas hay dinamismo, no hay humor... pero sí un amplio análisis del estado sentimental de los protagonistas, en particular Holly. Un libro también prescindible (qué racha llevo últimamente), que no merece más.
He tardado prácticamente un mes en terminar de leerme LOVE TRAINER, de Julia Llewellyn. Que haya tardado ese tiempo en leer 435 páginas de un libro de bolsillo ya habla por sí solo, pero aún así, voy a hablar (escribir) yo sobre esta historia.

Pero primero, ¿qué dice la contraportada?
A Katie Wallace le rompieron una vez el corazón y no va a permitir que le suceda más veces. Y, es más, no puede resistirse a consolar un corazón herido de cualquier otra mujer, empezando por el de su jefa Rebecca. Convencida de que los hombres sin amaestrar son como cachorros traviesos -creen que se saldrán con la suya mirándote tiernamente a los ojos; se escapan y suplican, arañando la puerta, que les dejes entrar; gimen cuando dices no...- y tras descubrir un oculto talento para el consejo, Katie se convierte en una profesional que ofrece un servicio único: es una entrenadora personal en el amor, capaz de responder a preguntas como ¿debería llamarle aunque no me haya llamado? Cuando vuelve borracho a las tantas y quiere..., ¿digo sí o no? ¿Se merece todo este esfuerzo incluso si no estoy segura de querer casarme con él? Pero, de verdad, ¿es posible enseñar a un hombre a comportarse de la misma manera que se enseña a un... perro?

Julia Llewellyn relata en su novela con brío y frescura cómo encarar las relaciones sentimentales. Con mucho humor, este libro dice verdades como puños, aquello que tu mejor amiga nunca ha tenido el coraje de decirte a la cara. Un libro divertidísimo y sabio sobre las relaciones de pareja.
Dejando de lado que si una cotraportada ya dice que el propio libro es divertidísimo es porque no lo va a ser, veamos qué pasa en realidad entre las páginas...

Tenemos a Katie, una chica que sabe muy bien cómo tratar a un hombre, al menos en teoría, aunque todo su conocimiento no lo aplicó con Paul y salió escaldada. Desde entonces, ella controla su vida sentimental, incluido Crispin, un bendito que la trata como una reina. Está tan segura de que su método (comparar a los hombres con perros, un poco insultante), que se dedica a dar consejos sobre relaciones a Rebecca -su jefa- y a sus tres amigas. Las cuatro son un caso clínico: una saliendo con un idiota que sólo la quiere para el sexo, otra colgada de un hombre casado, otra con un hombre demasiado malo y otra con un hombre demasiado bueno.

Los consejos de Katie, que no dejan de ser la lógica hecha verbo, los aprovecha Rebecca para lanzarla al mundo editorial, proporcionándole a Katie una columna, ya que a Rebecca sus pautas le han ido muy bien. Katie continúa analizando las relaciones de Rebecca y sus amigas, dando consejos que ella misma no siguió en su día, cosa que le pasará factura, claro: eso se sabe práctimente desde el minuto uno.

En realidad, me resulta complicado hacer un resumen de la historia porque, aunque no es excesivamente enrevesada, sí que está un poco diluida. Parece ser que la protagonista es Katie, pero los demás secundarios (Rebecca, Ben, Ally, Suzy, Jenny...) están tan metidos en la trama que casi todos tienen mucho peso. Además, todas las historias completas de estos personajes se van desarrollando a la vez, por lo que no es sencillo de explicar en pocas palabras.

Digamos que la narración tiene varios ejemplos de parejas tipo (las malas, no hay ningua ideal), que todos sabemos que no deben estar juntas. En este libro no se desvela nada que no sepamos, simplemente nos recuerda que hay uniones claramente perjudiciales pero que son habituales, y ya está. El único consejo es que se aplique el sentido común, nada más.

No puedo decir nada más positivo de la historia -pero sí voy a aclarar que a mí no me ha parecido divertida por mucho que me lo prometiera la contraportada-, aunque tampoco voy a calificarla de tostón supremo, pero sí que afirmaré que es un libro del montón (más que del montón: del montonuzo, que es peor) que no tiene mayor interés.
Decidí leerme CLAIRE SE QUEDA SOLA, de Marian Keyes, tras leer el último libro de la autora. Tengo toda su obra, pero he ido leyendo sus últimas novelas, dejando un poco de lado las primeras.

Por eso, he decidido que mientras ella escribe otro libro, yo me voy a poner al día con todos los demás y además en orden, así que el primero ha caído ya.

Empezamos a conocer a una de las hermanas Walsh:
Las desgracias se acumulan en la vida de Claire, todo hay que decirlo. Justo el día que da a luz a su primer hijo, la abandona su marido, que ni siquiera tiene la delicadeza de irse con una mujer más delgada que ella. Con una niña recién nacida, unos kilos de más y el cuerpo ensanchado y deforme después del embarazo, Claire se ve obligada a iniciar una nueva vida, demasiado consciente de que no es ni mucho menos una sílfide. Sin embargo, en su extravagante familia irlandesa encontrará un buen paño de lágrimas, y entre la risa y el llanto emprenderá una meteórica recuperación, siendo ella la más sorprendida. Las peripecias de una mujer despechada.
Bueno, la verdad es que la historia prometía: empezamos con un megadramón. Después de un parto, ya de por sí traumático, el marido de Claire la deja por otra. Cosa que destrozaría a cualquiera, claro. Así que Claire coje a su niña y se va a Dublín (ella hace su vida en Londres), a casa de sus padres -donde además de ellos, viven dos hermanas suyas-, a recuperarse y a aprender a cuidar de su hija.

Claire empieza a contar cómo se siente. Que si abandonada, despechada, humillada, celosa, irritable... Supongo que todo el mundo ha pasado por eso alguna vez. Pero para los que no (si se da el caso de alguien), aquí hay una descripción sumamente detallada de estos sentimientos. Tan detallada que en la página 115 no había pasado nada todavía: Claire estaba encerrada en casa, sintiéndose fatal, y dándole a la bebida. Unas páginas más igual. Luego, oh, milagro, sale a una tienda, pero vuelve pronto porque ha dejado sola a su bebé. Más páginas de lo mismo: sintiéndose un trapo. Luego aparece Adam, que es un chico amigo de su hermana Helen, que -cómo no- es muy guapo y le hace tilín a Claire. Luego, unas páginas más exclusivamente sobre lo que siente por Adam. A continuación aparece James, el marido de Claire, para hacer las paces. Más páginas sobre sus sentimientos sobre James, además de sus sentimientos residuales sobre Adam. Y así hasta al final del libro, que seguro que ya a estas alturas, todo el mundo deduce con quién se queda. And happily ever after!

O sea, que en 551 páginas apenas han ocurrido cuatro cosas. Eso de las peripecias de una mujer despechada no es exacto. O bueno, sí: peripecias en plural porque son dos.

Y claro, me he aburrido mortalmente. No me gustan nada las descripciones laaaaaaaaaargas y detalladas sobre sentimientos, aun a pesar de que tengan su pizca de humor como en este caso. A ver, están bien para cuando hacen falta, pero si constituyen la espina dorsal de una novela, para mí ya es un muermo. Me pasó lo mismo con otro libro, que se perdía tantísimo en autoexploración de sentimientos y análisis de pensamientos que me acabó por cargar.

Otra cosa que me esperaba es más humor, puesto que mucha gente me había dicho que era desternillante (sobre todo la madre de Claire), pero yo no le pondría ese calificativo. Tiene algunos puntos, bastantes, pero tampoco lo calificaría yo de libro divertido.

Y encima, para acabarlo de arreglar, los últimos capítulos me han confirmado lo que yo sospechaba desde el principio: Claire es un poco tonta, la verdad. Que acabe bien la historia sólo ha sido una iluminación de última hora para que al menos no tiremos el libro a la basura.

En definitiva: si alguien busca un poco de acción (de que pasen cosas, me refiero), éste NO es el libro adecuado. Pero si lo que se busca es una detallada descripción de los sentimientos de una mujer abandonada, aquí hay material para rato. A mí me ha resultado bastante aburrido, y no lo recomiendo.
Una dirección. Cuatro apartamentos.
Un edificio rebosante de energía.
Y un visitante extraordinario que está
a punto de cambiar sus vidas para siempre...
66 de la calle Star.
Es Marian.
Es Magia.

Ese es el parco y aburrido -incluso un poco pretencioso por las últimas dos palabras- resumen que se lee (si se consigue, porque han puesto unas letras verdes sobre un fondo rojo brillante que es una pesadilla para los ojos con según qué iluminación) en la contraportada de LA ESTRELLA MÁS BRILLANTE, de Marian Keyes.

En un tiempo récord de ocho días, me he leído las 584 páginas. La verdad es que no pensaba cogerlo hasta más tarde (el lanzamiento fue el 12 de Febrero si no recuerdo mal), pero sucumbí. Soy débil (ningún secreto a estas alturas). Estaba taaaaaaaaaaaaan apetecible en las estanterías de la FNAC que no pude resistirme. Y ya que lo tenía en casa...

Lo que dice la contraportada es escaso, prácticamente no pone nada, vamos. Si quieres una contraportada de verdad, de las que resumen algo, tienes que ir a la solapa interior de la contraportada, y ahí, con unas más legibles letras blancas sobre fondo negro, se puede tener una idea general de lo que te espera entre las páginas...
Bienvenidos al 66 de la calle Star.

En el ático vive Katie, jefa de relaciones públicas de una discográfica, que pasa sus días lidiando con estrellas del rock venidas a menos y pensando cuánta tarta de queso necesitaría comer para suicidarse.

Debajo de ella, comparten piso dos polacos musculosos y una taxista más lista que el hambre. La conductora se llama Lydia y además de una lengua afiladísima, tanto como su cerebro, también tiene sus debilidades.

El primer piso lo habita Fionn, un jardinero que prefiere la compañía de las coliflores a la de las personas. Tiene el aspecto de un príncipe de cuento y cuando le ofrecen presentar su propio programa en la televisión, siente que lo arrojan de repente al punto de mira de millones de personas.

En la planta baja residen Matt y Maeve, unos tortolitos enamoradísimos que evitan la desesperanza regalando favores a diestro y siniestro.

Un misterioso visitante acaba de aterrizar en el número 66 de la calle Star y con él llegarán muchos cambios. Secretos antiguos están abriéndose paso hacia la superficie en un camino que pasará por el amor, la tragedia y un optimismo inesperado. La vida de los vecinos de este edificio cambiará para siempre...
Lo primero que tengo que decir, aún a riesgo de que hordas de fans se me tiren a la yugular, es que en los libros que he leído de esta autora no encuentro ni una pizca de humor. Quizá exagero: hay tanto humor como en cualquier otra novela, pero no calificaría de desternillantes (ni de lejos) los libros que me he leído de ella -en contra de lo que he leído por ahí-.

Este libro, efectivamente, cuenta dos meses aproximadamente de la vida de una comunidad de vecinos de Dublín. Confome pasas las páginas, te sumerges en las historias de todos los personajes (en unos más que en otros), conociendo sus vidas, sus relaciones, sus circunstancias. Poco a poco las relaciones entre los vecinos se van estrechando, aparecen más personas que son nexos de unión... y se van revelando secretos que explican muchas cosas.

No quiero dar más detalles por miedo a desbaratar algo de la trama, no es mi intención porque creo que merece la pena que se lea este libro e ir descubriendo lo que pasa poco a poco. Lo único que quiero es aclarar que no se sabe cuánta tarta de queso hace falta para suicidarse (tal y como dice la portada).

Lo cierto es que me ha gustado mucho la forma de ir desvelando cada uno de los detalles de la vida de los personajes. La narración es muy correcta, no se hace pesada (el anterior libro se me hizo eterrrrrrrrrrrno). De hecho, diría que es ligera para los temas que en el fondo se están tratando. En definitiva, puedo decir que me ha parecido un buen libro. Lo único que critico es la poca credibilidad de el epílogo: un cabo suelto que al final ha sido atado con poca maña.

Por último, me gustaría comentar que Marian Keyes me parece una autora cada vez más seria, sobre todo en sus dos últimos libros. Aborda temas actuales y muchas veces espinosos con bastante manejo, lo cual es de agradecer. Lo cierto es que no he seguido su bibliografía (¿se dice así?) de manera lineal, sino que empezé con el primer libro que agarré del estante, así que no he sido testigo del proceso de madurez. Pero sí que noto que estas dos últimas obras son más elaboradas y sospecho que en sus principios no era tan madura -por eso ahora mi intención es ir leyendo sus libros en orden mientras le doy tiempo a escribir otro-. Creo que la etiqueta de chick-lit puede desanimar a personas y que no lean este libro, pero en esta ocasión, hay que quitarle etiquetas y sólo disfrutar de la lectura.
Me he dado un breve respiro de chick-lit (de vez en cuando lo hago), y he atacado EL SÍMBOLO PERDIDO, de Dan Brown, aunque suene raro en mí...

Cuando salió este libro, ví en un blog que no consigo volver a localizar, una viñeta donde salía el escritor con una bolsa de dinero siendo entrevistado por una periodista. Ella le preguntaba: ¿y por qué ha tardado tanto en sacar otro libro después de El Código Da Vinci?, y respondía este señor que no sabía que se le podía dar a Reemplazar Todos, jajajajaja...

Lo que aparece en la contraportada es esto:
Washington. El experto en simbología Robert Langdon es convocado inesperadamente por Peter Solomon, masón, filántropo y su antiguo mentor, para dar una conferencia en el Capitolio. Pero el secuestro de Peter y el hallazgo de una mana tatuada con cinco enigmáticos símbolos cambian drásticamente el curso de los acontecimientos. Atrapado entre las exigencias de una mente perturbada y la investigación oficial, Langdon se ve inmerso en un mundo clandestino de secretos masónicos, historia oculta y escenarios nunca antes vistos, que parecen arrastrarlo hacia una sencilla pero inconcebible verdad.

Con la ayuda de Katherine Solomon, hermana de Peter y experta en ciencias noéticas, Robert Langdon tiene doce horas para salvar a su amigo y, al mismo tiempo, evitar que uno de los secretos mejor guardados de nuestra historia caiga en las manos equivocadas...
Este libro de puede resumir en esta breve frase: es una novela de Dan Brown. Es decir: la cosa empieza por un gran secreto de dimensiones increíbles que está relacionado con un grupo ultrasecreto que pervive a través de los tiempos, PERO que está a la vista de todos codificado por todas partes y nadie hasta ahora se había fijado. Por supuesto, Robert Langdon se ve en medio de todo el follón, y como es experto en decodificar cosas, al final descubre el fabuloso secreto, pero es tan apabullante para la Humanidad que se lo calla como si nada hubiera pasado.

Tal que esta podría ser otra historia. Si quieres más: http://probar.blogspot.com/.

Y si sé cómo va a ir el asunto porque siempre es igual, ¿por qué leo estos libros?

Pues porque me gustan, así de sencillo. Me gustan porque me engancha la forma de escribir de este autor, de dividir el libro en más de cien capítulos cortos que te dejan el corazón en vilo y te hacen leer un poco más...

Es cierto que aunque me mantiene animada casi todo el libro, la ida de pinza final que invariablemente tiene Dan Brown me decepciona un poco. Pero como ya me cosquillean en los dedos las páginas finales y además soy consciente de que va a pasar igual que siempre, se lo perdono porque ha conseguido captar mi atención y hacerme elucubrar sobre la conspiración durante casi toda la lectura.

Sobre Dan Brown, tengo que decir que creo que las críticas han sido excesivamente feroces con él (sobre todo con El Código Da Vinci). Me parece que en general, olvidamos de que se trata de un escritor de CIENCIA FICCIÓN y por tanto sus historias son inventadas. Se podrá apoyar en hechos constatados más o menos ciertos, pero luego él puede manipularlos como mejor le venga para hilvanar su historia: de éso se trata. Se le acusó de no estar bien documentado y de tener muchas inexactitudes históricas... ¡Vamos! Es un libro. Si quieres datos correctos y reales, consulta una enciclopedia y no una novela de Dan Brown. Por favor. Al menos, consigue despertar curiosidad (a mí me hizo consultar la obra de Alberto Durero y de investigar sobre los masones), cosa que otros no han conseguido nunca.

¿Que si me ha gustado el libro? A mí sí. ¿Lo recomendaría? Pues a lo mejor no, porque es un libro que simplemente entretiene, y mucha gente busca algo más y con este libro no tendrían bastante. A mí me vale. No soy muy sibarita en mis lecturas: no se me verá con ningún libro de Paulo Coelho (por ejemplo) porque no me gustan. Yo prefiero lecturas sin complicaciones que no tienen una calidad literaria con opción al premio Planeta, pero mira, a mí me gustan...

...y sobre gustos, no hay nada escrito.